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lunes, 17 de marzo de 2014

Alcalá de Henares

La zona del valle del Henares y los cerros de su margen izquierda fueron objeto de ocupación humana desde la prehistoria. Hay vestigios del Calcolítico (pre-campaniforme, III-II milenio a. C.) y las edades del Bronce y del Hierro. El yacimiento encontrado en la cumbre del cerro del Ecce Homo tiene particular importancia para la prehistoria peninsular por testimoniar la evolución entre las poblaciones de la fase del Bronce final denominada "Cogotas" y las de las fases iniciales del Hierro (siglos XII al IX a. C.) Hacia el siglo II a. C. la zona se encontraba dentro de una amplia región definida por la presencia de los carpetanos, un pueblo del grupo celtibérico.
Las primeras referencias históricas corresponden a la Hispania romana, que incluía entre sus enclaves urbanos el oppidum o castro prerromano existente en el cerro del Viso (Iplacea -nombre emparentado con el ciclo troyano, con el que Ptolomeo y Plinio pretendían ennoblecer a los indígenas conquistados- o Ikesankom Kombouto -inscripción en alfabeto ibérico en una moneda de un tesorillo hallado en la cuesta de Zulema), conquistado en el periodo que va desde la toma de Toletum (Toledo, 192 a. C.) a la de Numancia (133 a. C.) Tras más de un siglo de romanización (se han detectado incluso huellas arqueológicas de la traza urbana, termas, templo y teatro, visibles en fotografía aérea), a principios del siglo I d. C. la población se trasladó al valle, al otro lado del río, en la confluencia del Henares con el Camarmilla (al suroeste de la actual Alcalá). La ciudad romana allí construida, denominada Complutum (palabra de etimología discutida), llegó a contar con 10.000 habitantes[cita requerida] y la categoría de municipium. Fuera de su recinto existieron estructuras como la villa de El Val, una villa dedicada a la cría de caballos (donde se halló el mosaico del Auriga), y la casa de Hippolytus, que alojaba una institución para la educación de jóvenes.
De su temprana cristianización es testimonio que en el año 304 fueron martirizados en las afueras de Complutum los llamados "Santos Niños" (Justo y Pastor). La capilla martirial o martyrium fundada en el Campus Laudabilis ("Campo Laudable") de su lugar de martirio (lo que actualmente es el espacio ocupado por la la Catedral-Magistral) fue impulsado por San Asturio (el primer obispo, proveniente de Toledo -año 412-) hasta convertirse en un importante centro de peregrinación, una prestigiosa ubicación para enterramientos y el nuevo núcleo de desarrollo urbano, que posiblemente incluiría una basílica paleocristiana y una zona de edificaciones dispersas en su torno.
Los siglos de dominio visigodo, iniciados ya con la ciudad romana en decadencia, dejaron muy pocos vestigios.

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